ACTO PRIMERO
ESCENA
PRIMERA
En una
calle de Venecia. Entran Antonio, mercader de Venecia, Salarino y Salanio,
amigos suyos. Antonio se pregunta por qué se encuentra tan triste y dice no
saber la sustancia ni la razón de que está hecha su desdicha. Sus amigos le
dicen que esta proviene de su preocupación por sus barcos mercantes y los
peligros que corren en alta mar. Antonio dice que la posible pérdida de sus
riquezas no es su preocupación. Entonces le dicen que debe de estar enamorado.
Antonio dice que no. Salarino le contesta que tal vez esto sea simplemente
parte de su temperamento. Salanio le anuncia a Antonio que llega Bassanio, su
pariente, con Lorenzo y Graciano, que ellos se marchan y le dejan en su
compañía.
Entran
Bassanio, Lorenzo y Graciano, otros amigos. Salarino los saluda. Bassanio les
dice que están serios y que cuando podrán pasarlo bien juntos. Salarino dice
que cuando gusten y se despiden. Salen Salarino y Salanio.
Lorenzo
le dice a Bassanio que lo dejan con Antonio, pero que no olvide llegar a la
hora de cenar a su reunión. Graciano le dice a Antonio que tiene mala cara y
que se encuentra muy cambiado. Antonio asiente y dice que en el teatro del
mundo su papel es muy triste. Graciano le dice que represente él el papel de
bufón y que vengan juntas las arrugas de la vejez con el júbilo y la risa. Se
pregunta por qué un hombre sano debe de estar serio y se ríe de aquellos que
tras la seriedad quieren aparentar sabiduría. Se despide de Lorenzo hasta la
hora de la comida. Se despiden y salen Lorenzo y Graciano.
Bassanio
dice que Graciano es el más grande charlatán de Venecia y Antonio le pregunta
quién es aquella dama de la que le habló y por la que ha prometido emprender
una secreta peregrinación. Bassanio le dice que por mantener su boato y por sus
deudas de juventud se encuentra disipada su fortuna y debe acudir a él por
ayuda. Antonio le dice que hará lo que este en su mano. Bassanio le dice que ya
le debe, pero como eso está perdido, si le presta más podrá devolverle las dos
deudas o al menos la segunda. Antonio le dice que no de rodeos porque afrenta
al cariño que siente por él y que hable de una vez. Bassanio le cuenta que hay
en Belmont una rica heredera muy bella y que varias veces a recibido de sus
ojos encantadores mensajes sin palabras. Su nombre es Porcia y todos saben lo
que vale, pues le llegan pretendientes de todas partes. Le pide su ayuda para
conquistarla. Antonio le dice que toda su fortuna está en el mar, pero que
averigüe cual es su crédito en Venecia y que está dispuesto a prestarle hasta
su último centavo para que vaya a Belmont Le dice que vayan los dos a buscar
ese crédito y que no duda que lo encuentren. Salen.
ESCENA II
Una
habitación de la casa de Porcia en Belmont. Entran Porcia y Nerissa, su
doncella. Porcia le dice que su corazón está fatigado de este mundo. Nerissa le
dice que no tiene razones para estar así, a menos que fueran tantas sus
desdichas como sus prosperidades, pues ya sabe que tan desgraciados son los que
mucho tienen como los que todo les falta. Porcia dice que la pasión salta por
encima de la razón, pero este razonamiento de nada le vale para escoger esposo,
pues no puede escoger a quien le agrade, ni rehusar a quien deteste, pues su
voluntad se haya doblegada por la voluntad de su padre muerto. Nerissa dice que
los hombres sabios tienen en la muerte nobles inspiraciones y que la lotería
que inventó con los tres cofres, de oro, de plata y de plomo (en virtud de la
cual el que adivine su pensamiento obtendrá su mano) no será comprendida sino
por un hombre que la ame rectamente.
Nerissa
le pregunta entonces cual es su afecto por los pretendientes. Nombra al
príncipe napolitano, al conde palatino, a monsieur Le Bon el francés, al joven
varón de Inglaterra Faulconbridge, al lord escocés, al alemán sobrino del duque
de Sajonia y para todos Porcia muestra desprecios y defectos. Nerissa le
recuerda que si a alguno se le ocurriera escoger el cofre bueno debería de
aceptarlo como esposo. Le dice que de todas formas no se preocupe pues los
pretendientes le han informado que regresan a sus países para ya no
importunarla con sus demendas. Porcia se alegra de tal noticia y Nerissa le
pregunta si se acuerda de un veneciano, a la vez literato y soldado, que en
tiempos de su padre vino con el marqués de Monferrat. Sí, era Bassanio,
contesta Porcia. Nerissa lo alaba y Porcia la secunda.
Entra un
criado y le anuncia que los cuatro extranjeros vienen a despedirse de ella y
que llega el correo del príncipe de Marruecos para anunciarle su llegada.
Porcia se lamenta de la llegada de otro pretendiente y salen.
ESCENA
III
Una plaza
pública en Venecia. Entran Bassanio y Shylock. Bassanio quiere que le preste
tres mil ducados por tres meses y que Antonio será su fiador. Shylock parece
estar de acuerdo. Dice que Antonio es solvente, aunque sus negocios marítimos
son peligrosos, sus recursos son hipotéticos. De todas formas es solvente y
piensa que puede aceptar su pagaré. Bassanio le dice que seguro que puede y
Shylock le dice que lo reflexionará y pregunta si puede hablar con Antonio.
Bassanio lo invita a comer con ellos y él se niega, puede hacer negocios con
ellos, pero no comer con ellos (por ser judío y no comer cerdo, etc.) Pregunta
por las noticias del Rialto (bolsa o cámara de comercio) y quién llega allí.
Entra
Antonio. Shylock aparte murmulla contra Antonio, al que odia por cristiano,
pero más por prestar gratis, dice que si puede alguna vez se vengará de él,
pues odia a su nación (judíos) y se burla de él y lo llama usurero allí donde
se reúnen los mercaderes. Bassanio le dice que ahí llega Antonio y Shylock
anuncia que no tiene tal suma, pero se la prestará Tubal, un rico hebreo. Le pregunta
a Antonio por cuantos meses quiere que se la preste. Antonio dice que él no
acostumbra ni a prestar ni a tomar prestado con la condición de dar o recibir
más de lo tomado a préstamo o prestado, pero ahora lo hace por su amigo.
Antonio dice que por tres meses y Shylock dice que le parece haber oído que ni
pide ni presta a interés. Entonces le cuenta la historia de Jacob, familia de
Abraham, cuando llevaba a pastar los rebaños de su tío Labán. Antonio le dice
que a qué viene ahora la historia de Jacob y le pregunta si prestaba a interés.
Shylock dice que no, pero Labán le había dicho que tomara los recentales
(corderos de leche) listados y moteados, en concepto de salario. Cuando llegaba
la época de apareamiento les presentaba Jacob a las ovejas unas cortezas de
árbol y entonces ellas parían corderos de todos los colores, produciéndole una
gran ganancia. Ésta fue bendecida, pues toda ganancia es bendición cuando no se
roba. Antonio le dice que eso es una casualidad debida al destino divino y le
pregunta cuándo esa fábula se ha utilizado para justificar la usura. Shylock
dice que él sólo hace reproducirse todo lo posible su riqueza. Antonio le dice
a Bessanio que el demonio puede citar la Escritura para justificarse, ¡qué
bello exterior puede revestir la falsedad!
Shylock
le dice que tres mil ducados es una suma bastante redonda y empieza a calcular
el interés.. Antonio le pregunta si quedarán obligados a él. Shylock le
recuerda cómo se ha burlado de él y lo ha insultado en el Rialto y ahora le
pide dinero. Antonio le dice que le volvería a insultar y que si quiere lo
preste y si no, que no lo haga. Shylock dice que él quería probarle su
generosidad y darle su amistad. Para ello le propone que vaya con él a un
notario y que en broma le firme un pagaré que diga que si no paga la suma una
libra de carne de su cuerpo podrá ser cortada del lugar al que a él le plazca.
Antonio acepta y Bassanio le dice que por él no lo acepte. Antonio le dice que
piensa recibir en menos tiempo ingresos de tres veces el triple del valor del
recibo.
Shylock
les recrimina sus sospechas, les dice que para conquistar su afecto les hace
esta oferta y que si la aceptan bien y si no adiós. Antonio dice que sí acepta
y Shylock le dice que mientras va a su casa, pues la ha dejado en manos de un
pillo descuidado, le espere en el notario. Bassanio muestra su disgusto y su
desprecio por el judío y Antonio le dice que no se preocupe pues sus barcos
regresarán un mes antes de la fecha convenida.
ACTO
SEGUNDO
ESCENA
PRIMERA
Una
habitación en la casa de Porcia. Trompetería. Entran el Príncipe de Marruecos,
con su séquito, Porcia, Nerissa y acompañamiento.
El
Príncipe de Marruecos le presenta sus respetos y le dice que no lo desprecie
por el color de su piel. Le dice que su rostro ha aterrorizado a los malvados y
ha sido amado por vírgenes. Porcia dice que no se puede dejar conducir en su
elección sólo por la agradable dirección de los ojos de una joven, pues su
padre ha dado una lotería a su destino para negarle una elección voluntaria,
pero que si no fuera así él tendría tantos derechos a su afecto como ninguno de
los otros pretendientes. El príncipe le da las gracias y le pide que le
conduzca cerca del cofrecito para que pruebe fortuna y sobre su cimitarra jura
que haría cualquier cosa para conquistarla. Porcia dice que debe de aceptar su
suerte y o renunciar a toda elección o jurar antes de escoger, que si escoge
mal, no hablará nunca más de matrimonio con ninguna dama. Así que debe decidir
con prudencia. El príncipe consiente y pide se le lleve a su azar. Porcia le
dice que vayan al templo y que después de cenar consultará la suerte. El
príncipe espera que la fortuna le sea propicia, pues le puede hacer el más
feliz o desgraciado de los hombres. Trompetería. Salen.
ESCENA II
Una calle
de Venecia. Entra Launcelot Gobbo, bufón, criado de Shylock. Dice que la
conciencia le manda abandonar la casa del judío. El demonio le toca el hombro y
le dice que huya. Más su conciencia le dice al honrado Gobbo que tenga cuidado,
que no lo haga. Su conciencia le dice que él es hijo de hombre honrado (aunque
no tanto, mejor sería decir de madre) y le aconseja quedarse con el judío, que
es una especie de diablo. Pero el demonio le dice que escape y se entregue al
mismo Satanás. Su conciencia es uan conciencia sin piedad, el demonio le da el
mejor consejo. Piensa que se escapará.
Entra el
viejo Gobbo, padre de Launcelot y le pregunta cuál es el camino hacia la casa
del señor judío. Launcelor aparte dice que su verdadero padre, medio ciego no
lo reconoce y que hará un experimento con él. Le da las indicaciones y el padre
le pregunta si vive con el judío un tal Launcelot. Launcelot aparte dice que se
dispone a hacer correr las lágrimas y le contesta que Launcelot a muerto. Se
lamenta el viejo, pues dice que Launcelot era el bastón de su vejez. Launcelot
le dice si él se parece a un bastón y le dice que es su hijo. El viejo Gobbo lo
duda y Launcelot le dice que es el hijo de Margarita, su mujer. Su padre le
dice que está muy cambiado y le pregunta cómo le va con el judío y que le trae
un regalo. Launcelot le cuenta que pensaba huir porque su amo es un verdadero
judío avaro que lo mata de hambre y le pide que le entregue su regalo para un
tal Bassanio, que da a sus servidores hermosas libreas buenas y al que espera
servir o si no huirá lejos. Dice que por ahí llega el hombre de que habla y que
se dirijan a él o se convertirá en judío.
Entra
Bassanio con Leonardo, su criado, y acompañantes. Bassanio ordena que se haga
tan aprisa que la cena esté dispuesta a las cinco lo más tarde. Vaya a entregar
esas cartas, de a hacer esas libreas y ruegue a Graciano que venga en seguida a
su alojamiento. Sale un criado.
Launcelot
le dice a su padre que se acerquen a él. Los dos hablan atropelladamente y
equivocándose. Bassanio les pide que hable uno solo y Launcelot dice que quiere
servirle. Bassanio le dice que se lo concede, que hoy vió a su amo y que si le
parece prosperar ir a servir de un rico judío a un pobre caballero. Launcelot
dice, como el proverbio, que su amo tiene la opulencia y él la gracia. Bassanio
le dice que se despida de su amo y pida las señas de su casa y ordena a sus
criados que le den una librea más bella. Launcelot le dice a su padre que se
marchen y mirándose la mano habla de su destino y dice que se va ha despedir
rápido del judío. Salen Launcelot y el viejo Gobbo. Bassanio le dice a Leonardo
que una vez compradas y distribuidas todas esas cosas vuelva a toda prisa pues
esa noche da una fiesta a todos sus amigos. Leonardo asiente y entra Graciano
que le pregunta por su amo. Le dice que allí pasea y sale.
Graciano
saluda a Bassanio y le dice que tiene que hacerle una petición. Bassanio dice
que ya está concedida y Graciano que quiere acompañarlo a Belmont. Bassanio
dice que puede hacerlo, pero que sus modales son muy bruscos, que a sus ojos no
son chocantes, pero allí donde van sí y le pide que las modere para que no le
juzguen mal y lo perjudique. Graciano le dice que así lo hará y si no lo cumple
que no tenga jamás confianza en él. Bassanio acepta y Graciano dice que esa noche
no está en su juramento y que no juzgue lo que hoy haga. Bassanio dice que hoy
espera contar con su ingenio y alegría y se despide pues tiene algunos
quehaceres. Graciano dice que él debe de ir a encontrarse con Lorenzo y los
otros, más se volverán a ver a la hora de cenar. Salen.
ESCENA
III
Una
habitación en casa de Shylock en Venecia. Entran Jessica, hija de Shylock, y
Launcelot. Jessica lo recrimina por abandonar aquella casa, que es un infierno
y su presencia la hacía un poco más llevadera. Le dice que esta noche en la
cena verá a Lorenzo que es el convidado de su nuevo amo. Le pide que le de una
carta en secreto y le dice que se vaya. No quiere que su padre la vea hablando
con él. Se despiden. Sale Launcelot y Jessica dice que qué gran pecado
avergonzarse de ser hija de su padre. Pero si Lorenzo mantiene su promesa, hará
cesar la lucha, convirtiéndose en cristiana y en su esposa.
ESCENA IV
Una calle
de Venecia. Entran Graciano, Lorenzo, Salanio y Salarino. Lorenzo dice que se
escaparán a la hora de cenar, se disfrazarán en su casa y volverán en una hora.
Comentan que no han hecho bien sus preparativos, que no han apalabrado a los
hacheros y que si no está todo bien dispuesto es mejor no ocuparse de ello.
Lorenzo les dice que todavía tienen dos horas para prepararse.
Entra
Launcelot con una carta. Se la entrega a Lorenzo que reconoce la letra dice
como la de una bella mano. Graciano dice que seguro son noticias de amor.
Launcelot hace ademán de marcharse y Lorenzo le pregunta dónde va. Dice que a
avisar a su viejo amo judío para que cene con su nuevo señor cristiano. Lorenzo
le dice que le diga en secreto a Jessica que no faltará. Sale Launcelot.
Vuelven a hablar de los preparativos de la mascarada. Salen Salarino y Salanio
y Lorenzo les dice que vengan a recogerle a él y a Graciano en una hora.
Graciano le pregunta si no era aquella una carta de la bella Jessica. Lorenzo
le confiesa que le pide que la rapte de su casa, que para ello se ha provisto
de oro y joyas y de un disfraz de paje. Dice que Jessica será su portaantorcha.
Salen.
ESCENA V
Delante
de la casa de Shylock en Venecia. Entran Shylock y Launcelot. Shylock le dice
que él hará la distinción entre Shylock y Bassanio y llama a su hija. Entra
Jessica. Shylock le dice que le invitan a cenar para adularle y que va por
odio. Le deja las llaves y le pide que cuide de la casa. Dice que algo se
fragua contra su reposo, pues esta noche a soñado con sacos de dinero.
Launcelor le dice que hoy habrá una mascarada y que su amo espera su desgracia.
Shylock le dice a su hija que cierre la casa y las ventanas y no deje pasar el
ruido de la fiesta. Manda a Launcelot que vaya a anunciar su visita, aunque no
tiene ningunas ganas de ir. Sale Launcelot, pero antes aparte le dice a Jessica
que sí se asome a la ventana pues por allí pasará un cristiano. Shylock le
pregunta qué le dijo y Jessica dice que solo se despedía de ella. Su padre le
recuerda que siga sus recomendaciones de encerrarse y sale. Jessica murmura que
si hoy todo sale bien ella habrá perdido un padre y él una hija. Sale.
ESCENA VI
Venecia.
Entran Graciano y Salarino, enmascarados. Graciano dice que están en le
cobertizo donde se citaron con Lorenzo. Hace más de una hora, dice Salarino. Es
extraño este retraso pues siempre los amantes se apresuran. Llega Lorenzo y les
pide disculpas por su tardanza, pero esta se debe a sus asuntos. Les dice que
se acerquen a la casa del judío y llama gritando. Jessica aparece en la ventana
en traje de muchacho. Pregunta quién llama y Lorenzo dice que es su amor. Ella
le dice que se avergüenza de su disfraz, pero que el amor es ciego. Lorenzo le
pide que baje pues es preciso que le sirva de portaantorchas. Jessica le dice
que ha de alumbrar su vergüenza, pero así la van a descubrir, cuando ella
debería de permanecer en la sombra. Él dice que así ya está bastante disimulada
y que se apresure pues los esperan en la fiesta de Bassanio. Dice que va a cerrar
y tomar algunos escudos más. Se retira de la ventana. Lorenzo dice cuanto la
ama. Llega Jessica y se va junto a Lorenzo y Salarino.
Entra
Antonio y le pregunta a Graciano dónde están todos los demás. Son las nueve y
los esperan. Dice que no habrá mascarada, que el viento es bueno y Bassanio se
embarcará esa misma noche. Graciano se alegra de las noticias pues dice que no
desea otra cosa que verse embarcado esa misma noche. Salen.
ESCENA
VII
Una sala
en el castillo de Porcia en Belmont. Trompetería. Entra Porcia con el príncipe
de Marruecos y su séquito. Porcia pide que se corran las cortinas y que el
príncipe haga su elección entre los cofrecillos. El príncipe dice que el de oro
lleva la inscripción. "Quien me escoja ganará lo que muchos desean".
El de plata: "Quien me escoja ganará tanto como merece". Y el de
plomo vil: "Quien me escoja debe dar y aventurar todo lo que tiene".
Se pregunta cómo sabrá si elige bien. Porcia le dice que uno de esos cofres
contiene su retrato, si escoge ese será toda suya. El rey vuelve a releer las
inscripciones y piensa una y otra vez. Por fin se decide por el de oro y cuando
lo abre encuentra una calavera con un rollo escrito en una de sus órbitas
vacías, que le dice que ha perdido. Se retira apesadumbrado. Sale con su séquito.
Trompetería.
ESCENA
VIII
Una calle
de Venecia. Entran Salarino y Salanio. Salanio dice que ha visto a Bassanio
embarcarse, Graciano iba con él, pero está seguro que Lorenzo no iba allí.
Salarino comenta que el judío llamó al dux para registrar la nave pero ya era
demasiado tarde. Se oyó decir al dux que se había visto a Lorenzo y Jessica
juntos en una góndola y Antonio ha certificado al dux que ellos no estaban en
el bajel de Bassanio. Hablan de cómo se quejaba el judío por la pérdida de su
hija y de sus ducados y joyas. Dicen que Antonio ponga mucho cuidado en la
fecha de pago o será él quien pague esta aventura. Salanio recuerda que un
francés le dijo que un barco de su país había naufragado. Salarino le dice que
haría bien en informar a Antonio de esto, pero sin precipitación, pues podría
entristecerse. Hablan de la bondad de Antonio y como se despedía de Bassanio
pidiéndole que no se preocupara por el pagaré y se concentrara en su cortejo.
Dicen que no vive para otra cosa que para Bassanio y que partan a buscarlo para
sacudir esa melancolía que se ha apoderado de él. Salen.
ESCENA IX
Una sala
en el castillo de Porcia en Belmont. Entra Nerissa con un criado. Nerissa le
pide que descorra las cortinas pues ha llegado el príncipe de Aragón y viene a
hacer su elección enseguida. Trompetería. Entran el de Aragón, su séquito y
Porcia. Ésta le explica lo del retrato y los cofres. El de Aragón dice que se
ha comprometido a tres cosas: a no rebelar el cofre que escoja, a no hablar
nunca de matrimonio a otra doncella si falla y a despedirse de ella si la
fortuna le es contraria. Porcia dice que esas son las condiciones. Piensa el
pretendiente leyendo las inscripciones y finalmente pide las llaves del de
plata que dice: "Quien me escoja obtendrá tanto como merece". Descubre
el retrato de un idiota que le ofrece un rollo escrito donde dice que ha
perdido. El príncipe se lamenta y avergonzado sale con su séquito.
Porcia se
burla de los pretendientes y le dice a Nerissa que salgan. Entra un mensajero
que pregunta por su señora. Le dice que ha llegado a su puerta un joven
veneciano, que se ha adelantado para anunciar la llegada de su señor y le trae
regalos. Porcia le dice a Nerissa que corran a ver quién llega y Nerissa pide
al Amor que sea Bassanio. Salen.
ACTO
TERCERO
ESCENA
PRIMERA
Una calle
en Venecia. Entran Salanio y Salarino. Salanio pregunta qué noticias hay del
Rialto. Salarino dice que corre el rumor de que un buque de Antonio ricamente
cargado a naufragado en el estrecho. Salanio dice que ojalá no fuera cierto y
esta fuera la última de sus pérdidas.
Entra
Shylock. Lo saludan y le preguntan qué novedades hay entre los mercaderes.
Shylock les dice que ya saben que su hija se ha fugado y ellos le dicen que
conocen al sastre que ha confeccionado las alas con que ha huido. Shylock dice
que será condenada por eso y ellos le preguntan si ha oído la noticia del
naufragio. El judío dice que sí y que se alegra. Le dicen que seguro que no
tomará su carne, pues para qué le serviría, y él contesta que le servirá para
cebar su venganza, pues lo han despreciado y se han burlado de él solo por ser
judío. Entra un criado que anuncia que su señor Antonio quiere hablarles en su
casa. Dicen que lo han buscado por todas partes y que allí llega otro de la
tribu del judío. Salen Salarino, Salanio y el criado.
Entra
Tubal, judío amigo de Shylock. Éste le pregunta qué noticias trae de Génova y
si ha hallado a su hija. Tubal dice que ha parado en más de un lugar donde se
hablaba de ella, pero no la ha encontrado. Shylock se lamenta por las joyas y
el dinero perdidos y maldice a su hija. Ojalá que estuviese muerta. No hay
noticias de los fugitivos y todo son pérdidas y mala suerte para él. Tubal dice
que hay otros con mala suerte, como Antonio, pues ha sabido en Génova que ha
perdido un galeón que venía de Trípoli. Shylock se lo agradece a Dios por las
buenas noticias. Tubal le habla de los gastos de su hija, que gastó ochenta
ducados en una noche y le cuenta que venían con él varios acreedores de Antonio
que hablan de su segura bancarrota. Shylock dice gozoso que lo torturará. Le
pide a Tubal que lo prevenga con quince días de anticipación y que si no está
puntual quiere su corazón. Cuando él no esté en Venecia ya no habrá obstáculo
para sus negocios. Le pide también que se reúna con él en su sinagoga. Salen.
ESCENA II
Una sala
en el castillo de Porcia en Belmont. Entran Bassanio, Porcia, Graciano, Nerissa
y el séquito. Porcia lo intenta convencer de que demore su consulta de la
suerte, pues quiere disfrutar de su presencia un poco más y si escoge mal
deberá de irse. Le dice que la ha embrujado, es el amor, y ahora es toda suya.
Podría enseñarle cómo ganar pero sería perjura y si no le enseña lo perderá y
él la deplorará. Qué horrible decisión. Bassanio le dice que le deje elegir su
suerte pues aquella situación es un suplicio. Discuten y al final descorren las
cortinas y Porcia le muestra los cofrecitos y le dice que si la ama descubrirá
su retrato. Hay música y cantos mientras Bassanio trata de descubrir el
acertijo y tras grandes cavilaciones escoje al sencillo plomo. Porcia intenta
comprimir su éxtasis amoroso y al abrir el cofre Bassanio encuentra el retrato
de ella y lee el rollito de papel que la hace su dama. La besa. Porcia se
entrega a él y le dice que ahora es su señor y todo lo que posee es suyo y se
encuentra a sus órdenes. Le entrega un anillo en señal de su amor y si alguna
vez lo pierde, esto será presagio de la ruina de su amor. Bassanio dice que
cuando aquella sortija se separe de su dedo será porque la vida le abandona.
Nerissa y Graciano los felicitan y éste les pide que cuando se casen le
permitan a él casarse al mismo tiempo. Bassanio dice que está concedido si
encuentra a la dama. Graciano dice que ya la encontró, pues Nerissa le prometió
casarse si él conseguía la mano de Porcia. Ésta le pregunta a Nerissa si es
cierto y la doncella asiente. Todos festejan y apuestan quién tendrá el primer
hijo.
Graciano
anuncia la llegada de Lorenzo, Jessica y Salanio que entran. Bassanio y Porcia
les dan la bienvenida. Lorenzo lo agradece y dice que no era su itención
visitarle allí, pero que Salanio le convenció. Salanio le ofrece el saludo de
su señor Antonio y le entrega una carta. Bassanio pregunta cómo le va a su
amigo. Salanio le dice que allí en la carta está todo. Bassanio lee la carta
mientras Graciano pregunta también por Antonio. Porcia se pregunta qué será
aquello que contiene la carta y que está oscureciendo el semblante de su amado.
Bassanio le dice que aquella carta trae verdaderas malas noticias. Le cuenta
todo, que su fortuna equivale a menos de cero, que ha hecho que un amigo suyo
se empeñe con su peor enemigo. Le pregunta a Salanio si es cierto que todas las
expediciones de Antonio han fracasado y ni un solo bajel ha conseguido escapar
del infortunio. Salanio le dice que es cierto y que el judío quiere vengarse y
no aceptaría ni veinte veces lo que prestó. Asedia de día y de noche al dux
para que se haga justicia: incumplimiento de contrato, justicia, pagaré
firmado. Jessica corrobora sus palabras y dice que ha oído decirle que quiere
la carne de Antonio y que si la autoridad deja marchar las cosas está segura de
que lo pasará mal.
Porcia
pregunta si es su querido amigo el que se encuentra en esa penosa situación y
Bassanio le dice que el mejor y más noble de sus amigos. Ella pregunta cuál es
la suma que debe al judío. Le contesta que tres mil ducados y ella dice que la
haga su esposa que pague la deuda de su amigo, pues le parece una minudencia y
que ella y Nerissa los esperaran. Le pide a Bassanio que le lea la carta.
Porcia al oírla le pide que despache sus asuntos y parta cuanto antes. Bassanio
asiente y salen.
ESCENA
III
Una calle
en Venecia. Entran Shylock, Salarino, Antonio y un carcelero. Shylock dice al
carcelero que vigile al imbécil que prestaba dinero. Antonio intenta que le
escuche, pero el judío dice que quiere que su pagaré se cumpla. Dice que le ha
llamado perro y que ahora tenga cuidado con sus dientes, que el dux le otorgará
justicia. Le dice que no quiere escucharle y sale.
Salarino
dice que es realmente el perro más impenetrable a la piedad que ha tratado en
su vida. Antonio dice que lo deje en paz pues sabe por qué lo odia. Salarino
dice que seguro que el dux no otorgará jamás la ejecución de ese contrato y
Antonio dice que el dux no puede impedir que la ley siga su curso. Pide al
carcelero que se marchen y dice que espera ver a su amigo antes de que tenga
que pagar su deuda. Salen.
ESCENA IV
Una sala
en el castillo de Porcia. Entran Porcia, Nerissa, Lorenzo, Jessica y Baltasar,
criado de Porcia. Lorenzo alaba a Porcia por su decisión y por su alto concepto
de la amistad. Ella dice que no es nada tratándose del mejor amigo de su
esposo, que si lo es debe parecerse a él y por tanto lo hace gustosa. Le
entrega a Lorenzo el cuidado de la casa, pues dice que ha prometido retirarse
al rezo con Nerissa hasta la vuelta de Bassanio. Lorenzo acepta, se despiden y
salen Jessica y Lorenzo.
Porcia se
dirige a su leal Baltasar y le pide que vaya a Padua y entregue aquella carta a
su primo, el doctor Belario. Que tome los papeles y los vestidos que le de y
los lleve inmediatamente al barco que hace el servicio de Venecia Le dice que
no pierda tiempo en palabras y que ella estará allí antes que él. Baltasar
asiente y sale. Porcia llama a Nerissa y le dice que tiene otra empresa entre
manos de la que nada sabe todavía y que verán a sus esposos antes de lo que
ellos piensan. Nerissa le pregunta si ellos las verán y ella le contesta que
sí, pero se disfrazarán de muchachos para que no las reconozcan. Le dice que le
expondrá todos sus planes en su coche, que les espera a la puerta del parque,
pues deben partir inmediatamente a hacer hoy veinte millas.
ESCENA V
El jardín
de Porcia en Belmont. Entran Launcelot y Jessica. Habla Launcelot de la
perdición de Jessica por ser hija de un judío y dice ella que la salvará su
marido que la ha hecho cristiana. Dice Launcelot que así lo que consigue su
esposo es subir el precio del puerco. Entra Lorenzo y le cuenta Jessica lo que
dice Launcelot. Lorenzo lo recrimina y le dice que ha dejado en cinta a la
mora, que se calle de una vez y vaya a ordenar que hagan los preparativos para
la cena. Launcelot se enreda en juegos de palabras que exasperan a su señor y
sale.
Lorenzo
habla de la palabrería del bufón y le pregunta a Jessica su opinión sobre la
mujer de Bassanio. Jessica dice que la quiere mucho y que le parece encantadora
para Bassanio y espera sean muy felices. Se alaban mutuamente y salen.
ACTO
CUARTO
ESCENA
PRIMERA
Una sala
de justicia en Venecia. Entran el Dux, los Magníficos (funcionarios del tribunal
de justicia), Antonio, Bassanio, Graciano, Salanio y otros. El dux pregunta si
está allí Antonio y éste se presenta a sus órdenes. El dux dice que lo lamenta
pero se encuentras allí para responder a un enemigo duro y miserable. Antonio
dice que ha sabido de sus intentos por lograr que se moderase el castigo, pero
ya que se muestra inexorable y no hay medio legal de sus traerse a su odio, se
armará de valor y lo aceptará. El dux ordena que llamen al judío. Salanio dice
que está en la puerta.
Entra Shylock.
El dux le dice que todos piensan que su intención ha sido seguir su juego cruel
hasta el final y que ahora mostrará clemencia. No solo renunciará al pago de la
libra de carne, sino que cederá una mitad del principal, considerando los
reveses de las desdichadas pérdidas de Antonio. Dice que todos esperan de él
una respuesta generosa. Shylock le contesta que ya sabe que está dispuesto a
cobrar lo que dicta su pagaré y que la única razón que expone para ello es que
esa es su voluntad, que tiene un odio extraordinario hacia Antonio y que eso le
lleva a intentar un proceso ruinoso para sí mismo. Le dice si está satisfecho
con su contestación.
Bassanio
le recrimina su crueldad y Shylock dice que su respuesta no busca agradarle.
Discuten y Antonio le dice a Bassanio que recuerde que discute con el judío que
es como hablar a la pared, pues no hay corazón más duro que el suyo. Así que
pide que sin más prolegómenos se dicte sentencia y le concedan al judío lo que
desea. Bassanio le ofrece al judío seis mil ducados y él contesta que quiere la
ejecución del pagaré. El dux le pregunta cómo espera clemencia, si no concede
ninguna. El judío dice que qué clemencia si no ha hecho nada. Sólo pide lo que
es suyo, pues esa libra de carne la he comprado cara. Dice que si se la niega,
anatema contra su ley. Los decretos de Venecia no tienen fuerza desde ahora. El
dux dice que en virtud de su poder, se haya autorizado para disolver el
tribunal, a no ser que Belario, su sabio doctor que ha hecho llamar para
decidir esta causa, no llegue hoy. Salanio dice que un mensajero de Padua con
cartas del doctor espera a la puerta. El dux dice que lo hagan pasar y Bassanio
anima a Antonio que se lamenta de su suerte.
Entra
Nerissa, en traje de amanuense de abogado. El dux le pregunta si viene de parte
de Belario. Ella asiente y le entrega una carta. Bassanio le pregunta a Shylock
por qué afila su cuchillo y él le contesta que para cobrarle lo que le adeuda
Antonio. Graciano lo recrimina que nada pueda hablandarle y lo maldice. Shylock
le dice que no se canse pues sus palabras no pueden borrar el pagaré. El dux
dice que Belario recomienda al tribunal a un joven y sabio doctor. Nerissa dice
que se encuentra allí cerca y lo mandan llamar, mientras leen la carta de
Belario que recomienda al joven, al que manda por encontrarse enfermo.
Entra
Porcia en traje de doctor en leyes. El dux la saluda y le pregunta si está
enterado del proceso pendiente en el tribunal. Porcia asiente y pregunta quién
es el mercader y quién el judío. El dux los manda avanzar. Porcia dice que la
demanda del judío es extraña pero de tal manera legal, que la ley veneciana no
puede impedir proseguirla. Le pregunta a Antonio si reconoce el pagaré, él
asiente, y en ese caso, dice, solo queda esperar la clemencia del judío. Éste clama
que exige la ley. Y la ejecución de la cláusula penal. Porcia pregunta si no se
puede reembolsar el dinero. Bassanio le dice que él le ofrece el doble y que
por favor obligue al judío. Porcia contesta que esto es imposible pues iría en
contra del estado. Shylock da vítores al cielo por enviar a aquel joven
magistrado. Siguen discutiendo y Shylock no cede ante el dinero de Bassanio,
así que Porcia se dispone a hacer cumplir lo estipulado. Shylock se relame
mientras Porcia le pregunta a Antonio si está preparado. Éste se despide de su
amigo amargamente y Bassanio dice que todo lo cambiaría por salvar a su amigo.
En el momento en que Shylock está a punto de cobrar su deuda, Porcia le dice
que tome la libra de carne, que es lo que estipula el pagaré, pero que si
derrama una sola gota de sangre todos sus bienes serán confiscados como afirman
las leyes de Venecia. Shylock pregunta si es ésta la ley y entonces decide que
se le pague tres veces el pagaré y que se deje marchar al cristiano. Porcia le
dice que no, que tome lo que dice el pagaré, pero que si toma un poco más de
una libra muere y todos sus bienes quedan confiscados. Pide el judío obtener
sólo su principal y cuando Bassanio se dispone a dárselo dice Porcia que lo ha
rehusado en pleno tribunal. Le dice al judío que sólo conseguirá la
retractación estipulada para que a su riesgo la tome. Shylock hace ademán de
marcharse y entonces Porcia le dice que las leyes de Venecia estipulan que si
se prueba que un extranjero ha buscado atentar contra la vida de un ciudadano,
una mitad de sus bienes pertenecerá a tal persona y la otra mitad al arca
reservada del Estado y que la vida dependerá de la misericordia del dux. He
aquí, le dice, la situación en la que se encuentra y le pide que implore
clemencia al dux.
El dux le
dice que le perdona la vida para que vea la diferencia de sus sentimientos.
Dice que la mitad de su riqueza pertenece a Antonio y la otra al Estado, pero
su humildad puede convertir esa confiscación en multa. Shylock les dice que no
le perdonen, que tomen su vida, pues toman su sustento y su forma de vida.
Antonio pide al dux que se reduzca la multa a la mitad de sus bienes, que se le
entregue esta mitad al hombre que recientemente raptó a su hija y pone otras
dos condiciones: que se convierta en cristiano y que a su muerte la otra mitad
sea heredada por su hija y Lorenzo. El dux dice que firmará esas condiciones o
rectifica su perdón. Shylock acepta, dice que no se encuentra bien y sale.
El dux le
dice a Porcia que vaya a cenar con él y "él" contesta que debe
regresar esa misma noche a Padua. El dux le dice a Antonio que recompense a
aquel hombre al que tanto debe. Sale el dux con su séquito. Antonio y Bassanio
le dan las gracias a Porcia y Bassanio le ofrece los tres mil ducados en
muestra de su agradecimiento. Porcia los rechaza, pero ellos insisten, así que
ella le pide a Antonio sus guantes en recuerdo y a Bassanio la sortija que
lleva en su mano. Bassanio dice que aquel anillo es sólo una bagatela y se
avergonzaría de dárselo. Porcia le dice que sólo quiere el anillo, que se ha
encaprichado con él. Bassanio le dice que es el anillo que le dio su esposa y
que no puede dárselo. Porcia dice que son excusas y que se lo merece y su mujer
no podría enojarse con él. Salen Porcia y Nerissa.
Antonio
le dice a Bassanio que le de el anillo y que sus servivios y su amistad
compensen el mandato de su mujer. Bassanio manda a Graciano con el anillo y le
pide que si puedo lo lleve a casa de Antonio. Sale Graciano. Dice que se vayan
los dos a casa y mañana se vayan a Belmont. Salen.
ESCENA II
Una calle
en Venecia. Entran Porcia y Nerissa. Porcia le dice que le lleve al judío esta
acta para que la firme. Partirán esa misma noche y estarán de regreso antes que
sus esposos. Esa donación será la bienvenida de Lorenzo.
Entra
Graciano. Le dice que su señor, Bassanio después de reflexionar le envía el
anillo y solicita el honor de su compañía para cenar. Contesta Porcia que eso
último no puede ser, pero que acepta el anillo y le pide que acompañe a su
criado a la casa de Shylock. Graciano asiente y Nerissa le dice aparte a Porcia
que intentará quitarle a Graciano el anillo que ella también le regaló. Porcia
aparte le dice que seguro lo consigue y que sus esposos jurarán habérselos dado
a hombres, pero les desmentirán y confundirán. Porcia la despide y Nerissa le
dice a Graciano si le quiere mostrar la casa del judío. Salen.
ACTO
QUINTO
ESCENA
ÚNICA
La
avenida del castillo de Porcia en Belmont. Entran Lorenzo y Jessica que
conversan románticamente y bromean. Oyen que alguien llega. Entra Stephano,
criado de Porcia. Lorenzo le pregunta quién osa molestarlos. Stephano contesta
que es un amigo, que viene a anunciar que su ama estará de vuelta en Belmont
antes de rayar el día. Les desea lo mejor para su matrimonio. Lorenzo le pregunta
quién viene con ella. Dice que nadie, amenos que venga un santo ermitaño y su
criada. Le pregunta si ya está su amo de regreso y Lorenzo contesta que no han
sabido noticias suyas y le dice a Jessica que entren para hacer los
preparativos de bienvenida de la dueña de la casa.
Entra
Launcelot saludando. Trae noticias de que ha llegado un correo de su amo
diciendo que estará allí al amanecer. Lorenzo dice que mejor no entren en la
casa y manda a Stephano que llame a los músicos allí al aire libre. Sale Stephano.
Lorenzo le pide a Jessica que se sienten allí a oír la música y a admirar el
cielo estrellado. Entran los músicos. Suena la música y Jessica dice que nunca
está alegre cuando oye una dulce música. Lorenzo le dice que es normal, pues no
hay que fiarse de un hombre que no se conmueva ante la música.
Entran
Porcia y Nerissa, a distancia. Porcia observa la escena y manda silencio. Cesa
la música y Lorenzo dice que cree que esa es la voz de Porcia y le da la
bienvenida. Porcia dice que han ido a rezar por el éxito de sus esposos y
pregunta si han regresado. Lorenzo dice que todavía no pero que ha venido un
mensajero anunciando su llegada. Porcia le dice a Nerissa que ordene a los
criados que no hagan nada que pueda revelar que han estado ausentes. Pide a Lorenzo
y Jessica que se queden. Se oye un toque de trompeta. Lorenzo dice que su
marido está por llegar y que no tenga ningún temor de ellos, pues no son
indiscretos. Dice Porcia que aquella noche parece como un pleno día enfermo,
uno de esos días que el sol se oculta.
Entran
Bassanio, Graciano, Antonio y sus acompañantes. Bassanio saluda a Porcia, la
halaga y le presenta a Antonio. Se saludan. Graciano empieza a explicar a
Nerissa lo del anillo. Porcia pregunta si ya están riñendo y cuál es la causa.
Graciano le explica y Nerissa dice que fue un regalo en muestra de amor y le
pidió que lo llevara hasta su muerte, seguro se lo ha dado a una mujer.
Graciano jura que se lo ha dado al escribano de un juez, un mozalbete. Porcias
lo recrimina por deshacerse tan fácilmente del primer regalo de su mujer. Dice
que ella también dio su anillo y que está segura de que su esposo no lo daría
por nada del mundo. Si ese disgusto se lo dieran a ella se volvería loca. Bassanio
aparte dice que más le valdría cortarse la mano y decir que lo perdió
defendiéndolo. Graciano dice que Bassanio dio el anillo al juez, que se lo
pidió y lo merecía y luego él al escribiente. Porcia dice que supone que no
habrá dado el anillo que de ella recibió. Bassanio dice que sí, que no lo puede
ocultar. Porcia lo recrimina y las dos dicen que no volverán a entrar en sus
lechos hasta ver los anillos. Bassanio le da todas las explicaciones y se
disculpa. Porcia las niega y dice que seguro se lo ha dado a una mujer.
Bassanio le vuelve a explicar del doctor en derecho al que se lo dio y Porcia
le dice que espera que no venga ese doctor a su casa, pues si así lo hace como
obtuvo su joya, también la obtendrá a ella y lo llevará a su lecho. Nerissa dice
lo mismo del escribiente. Antonio se lamenta por ser la causa de toda esta
disputa. Porcia le dice que no se preocupe y Bassanio le pide perdón por
aquella falta. Antonio le dice que volverá a hacer de fiador y que presta su
alma, a la promesa de que su señor no volverá a romper su promesa. Porcia le
dice que entonces le entregue aquel anillo y lo guarde mejor que el otro.
Bassanio se sorprende al ver que es el mismo y Porcia le dice que lo obtuvo del
doctor que la hizo suya y Nerissa hace lo mismo. Graciano dice que son cornudos
antes de haberlo merecido. Porcia le dice que no sea grosero y les entrega una
carta de Belario, que viene de Padua, donde se explica que ella era el doctor y
Nerissa el escribano. Lorenzo es testigo de que partió al mismo tiempo que
ellos y que acaba de regresar. Le dice a Antonio que tiene buenas noticias para
él en aquella carta, pues tres de sus galeones han llegado repentinamente a
puerto con grandes ganancias. Antonio dice que está mudo. Bassanio y Graciano
se sorprender al saber todo aquello. Bassanio dice que permitirá al doctor
dormir con su esposa y Antonio le dice que le ha devuelto la vida. Porcia trae
otra carta para Lorenzo donde se le entrega la donación especial del judío.
Lorenzo halaga a la dama. Porcia dice que la mañana se acerca y les piden que
entren por si les quieren hacer preguntas. Graciano dice que lo primero que le
preguntará al escribiente es si quiere aprovechar las dos horas que quedan de
noche para ir a acostarse y dice que en toda su existencia pondrá gran celo en
conservar aquel anillo. Salen.